Cultura
Modismos y refranes en la novela El éxodo de Yangana de Ángel Felicísimo Rojas
Idioms and proverbs in the novel El éxodo de Yangana (Yangana´s Exodus) by Ángel Felicísimo Rojas
Revista Universitaria del Caribe
Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense, Nicaragua
ISSN: 2311-5887
ISSN-e: 2311-7346
Periodicidad: Semestral
vol. 27, núm. 2, 2022
Recepción: 09 Abril 2021
Aprobación: 08 Noviembre 2021
Autor de correspondencia: [email protected]
Resumen:
Los modismos y refranes son un registro lingüístico testimonial y, sobre todo, documental, procedente de la consciencia individual y colectiva de la sabiduría popular de los habitantes de un país, región o pueblo; los cuales tienen un marcado rol didáctico en la sociedad y, por ende, en la familia. Por lo tanto, el objetivo de este artículo fue analizar los modismos y refranes presentes en la novela El éxodo de Yangana del escritor ecuatoriano Ángel Felicísimo Rojas. En la novela en estudio son varias las expresiones lingüísticas que utilizan sus personajes para comunicarse. Por ello, aprovechamos este corpus lingüístico afín de estudiarlo desde un punto de vista sociolingüístico. En ese orden, nos servimos de una metodología interdisciplinaria, en la cual incluimos conceptos de la antropología cultural, sociología y teoría literaria. Para ello, hemos utilizado la investigación cualitativa que, por tener rasgos de cientificidad, va a implicar una gran rigurosidad descriptiva en los registros lingüísticos que utilizamos. Al final concluimos que, dichas expresiones constituyen en el ámbito lexical y fraseológico, una variedad lingüística del español ecuatoriano.
Palabras clave: frases, modismos, identidad, singularidades.
Abstract:
Idioms and sayings or proverbs are a testimonial and, above all, documentary linguistic record, coming from the individual and collective conscience of the popular wisdom of the inhabitants of a country, region or town; which have a marked didactic role in society and, therefore, in the family. Consequently, the objective of this article was to analyze the idioms and proverbs present in the novel El éxodo de Yangana by the Ecuadorian writer Ángel Felicísimo Rojas. In the novel under study there are several linguistic expressions used by his characters to communicate. Therefore, we take advantage of this linguistic corpus in order to study it from a sociolinguistic point of view. In that order, we used an interdisciplinary methodology, in which we included concepts from cultural anthropology, sociology and literary theory. For this purpose, we have used qualitative research which, because of its scientific nature, it implies a great descriptive rigor in the linguistic registers we use. In the end, we conclude that, in the lexical and phraseological field, these expressions constitute a linguistic variety of Ecuadorian Spanish.
Keywords: phrases, idioms, identity, singularities.
I. Introducción
En este ensayo analizaremos cómo Ángel Felicísimo Rojas (1909, Loja, Ecuador-2003 en Guayaquil) utiliza una rica gama de modismos y refranes como elementos comunicativos en los personajes de la novela El éxodo de Yangana. Dicha novela es un relato singular, que posee una técnica narrativa extraordinaria, aquí se maneja hábilmente los movimientos de masas (más de 1500 personas que huyen de Yangana por matar a los gamonales que se adueñaron de sus tierras). Asimismo, la narración posee un tono épico, esto debido al sentido humano y psicológico de los yanganenses que huyen en busca de la tierra prometida, dejando atrás su pasado.
Ángel Felicísimo Rojas aprovecha la base lingüística lojana: hablas populares y rurales para denotar una belleza singular en la obra novelesca. Consecuentemente, aprovechamos este corpus lingüístico para realizar un análisis de los principales modismos y refranes de la novela antes mencionada y el rol pedagógico que estos tienen[2]. En ese orden, toda lengua tiene un sinnúmero de términos patrimoniales que describen su realidad social, cultural, religiosa, gastronómica, política, etc. En ese orden, el idioma es el encuentro de culturas y el canal de comunicación de los hablantes, por tal motivo la lengua hace patria común en identificar los rasgos caracterizadores de un pueblo, nación, patria chica o terruño[3].
Ángel Felicísimo Rojas, recibe sus estudios iniciales de su madre, la maestra de escuela rural Filomena Rojas Ocampo. Terminó la primaria en la escuela Miguel Riofrío, continuó sus estudios secundarios en el colegio Bernardo Valdivieso. A causa de la precaria situación económica de su familia, desde los nueve años tuvo que trabajar como ayudante de tipografía. Los estudios superiores los realiza en la Universidad Nacional de Loja.[4]
El éxodo de Yangana publicada en 1949 en la editorial Losada de Buenos Aires, Argentina, pertenece al subgénero del realismo social, es una novela que destaca por el uso del lenguaje, por su técnica narrativa y, sobre todo, por la “revelación del drama de una comunidad de campesinos que desahoga su viejo resentimiento contra el amo explotador, matándole en un momento de exasperación alcohólica para luego huir en un réprobo colectivo” (Pérez, 2004, p. 695).
En la novela antes citada se utiliza una rica gama de registros, como también una variedad dialectal propia de la provincia de Loja, Ecuador, esto es, una forma lingüística testimonial y, sobre todo, documental; procedente de la consciencia individual y colectiva del habitante lojano. De esta manera, “la novela se convierte en un tributo literario y cultural” (Sarango, 2018a, p. 2), en una especie de himno novelado en homenaje a su querencia:
La construcción es el esqueleto de la novela; la carne y la piel es la lengua. Y por lo que hace a la lengua, pocas novelas ecuatorianas —si alguna la tendrán tan sabrosa por castiza—, por su léxico El éxodo de Yangana es —dentro del campo lingüístico— la gran novela lojana. (Rodríguez Castelo, 2004, p. 764)
En esta línea argumental, la novela analizada, explora y recrea de manera ágil y certera los modismos y refranes de los habitantes lojanos. Estas particularidades lingüísticas, en su gran mayoría, son utilizadas por la diversidad de personas aldeanas, campesinas; como también, usadas en los cantones y en la urbe de Loja, por todas las clases sociales, especialmente, empleadas por hablantes mayores de edad. No obstante, cabe resaltar que:
Si bien los modismos y refranes se conciben como atemporales, sin embargo, en el tema que nos ocupa, el origen antiguo y el carácter ancestral inherente a ellos hace que no sólo la enseñanza que difunden, sino también su uso como actos de habla, hayan caído, en la mayoría de los casos, en una situación de aparente olvido. (Vigo, 2013, p. 49)
II. Desarrollo
Dado que toda lengua tiene un sinnúmero de términos patrimoniales que describen su realidad, la significativa presencia de modismos y refranes en El éxodo de Yangana constituye un reflejo de supervivencia en la matriz de la cultura lojana. En consecuencia, podemos afirmar, que tales voces constituyen el primer signo de identidad cultural lojana. Los modismos y refranes empleados en El éxodo de Yangana son usados por personajes de diferentes estratos sociales, nivel de instrucción, procedencia geográfica provincial, urbana o rural, edad, sexo, etc.
Los usuarios del castellano lojano que utilizan estas palabras realizan, de hecho, las características de esta diversidad lingüística lojana. El mismo Ángel Felicísimo Rojas en una entrevista concedida al periodista y promotor cultural guayaquileño Carlos Calderón Chico, puntualiza: “La novela está escrita en un dialecto lojano, para emplear una frase un poco forzada. Porque eso era lo que la gente hablaba en mi tierra, que el mestizo del sur empleaba cuando yo escribí la novela” (Calderón Chico, 1992, p. 152).
Por lo tanto, se considera fundamental indicar cuál es la génesis de estos modismos y refranes, más conocidos como lojanismos: “Se originan en el castellano de los conquistadores españoles, en sus arcaísmos de hipotética procedencia judeoespañola” (Paladines, 2006, p. 94) y en un recreativo sustrato quichua.
De igual manera, es importante poner de relieve que la evolución del castellano lojano fue menos dinámica y diferente al de otras regiones y provincias del Ecuador, debido al mayor grado de mestizaje de su población y al sinuoso sistema orográfico de la provincia de Loja que la mantuvo en secular aislamiento, en preterición de los poderes políticos gubernamentales y en la carencia de vías de comunicación, hasta casi mediados del siglo XX.
Se entiende por lojanismos “aquellos términos, expresiones, modismos y giros que se consideran propios y exclusivos del habla de los pobladores nativos de la ciudad y provincia de Loja” (Sarango, 2018a, p. 23). Este hecho tiene su fundamento en “la terminología referente a la toponimia, antroponimia, gastronomía, costumbres, comportamientos, celebraciones, religiosidad popular, narrativa oral, lengua coloquial y familiar, referencias agropecuarias, etc. que, en la mayoría de los casos, se las puede considerar expresiones vernáculas genuinas” (Sarango, 2018b, p. 3).
Estas palabras tienen “sus peculiaridades fonológicas, léxicas y gramaticales de la lojanidad, reflejando normas particulares de comportamiento lingüístico” (Paladines, 2005, p. 193). Así lo corrobora, a mayor abundamiento, el sociolingüista español Francisco Gimeno Menéndez
La comunidad lingüística define a un grupo de individuos que utilizan la misma lengua (o geolecto) en un momento dado, y les permite comunicarse entre sí. Una lengua es inconcebible sin una comunidad lingüística que la soporte, al mismo tiempo que esta no existe más que en virtud de una lengua determinada. Lengua y comunidad lingüística se condicionan, pues, recíprocamente. Una comunidad lingüística no es nunca totalmente homogénea, y se subdivide en numerosas comunidades lingüísticas inferiores. (Gimeno, 1990, p. 54)
A continuación, se describe un muestrario de modismos y refranes utilizados en la novela en estudio. Para mayor claridad, se agrega el modismo o refrán, su definición y ejemplificación de acuerdo con el contexto de la novela El éxodo de Yangana (Rojas, 2011), de la editorial Libresa:
Abrirle los ojos a alguien: Comunicarle algo que ignoraba, sacándolo de su ingenuidad o inocencia, a fin de que se entere de una determinada realidad. “[…] esta primera lección y otras experiencias posteriores fueron abriéndome los ojos”. (p. 147)
Alzarse: Retirarse del cumplimiento de una jornada de trabajo de campo, a una hora acordada. “[…] a las cinco o seis de la tarde, se «alzan» de la faena y viene la estupenda comilona de la noche…” (p. 146)
Apearse: Alojarse, hospedarse en calidad de posante. “[…] el arriero o guía cuando uno va acercándose al poblado le pregunta: ¿dónde va a «apearse» usted?” (p. 126)
Con hatos y garabatos: Cuando una persona se traslada de un domicilio a otro o viaja de un lugar a otro, llevando una gran cantidad y variedad de cosas. “[…] se trasladaba en bestias propias con hatos y garabatos…” (p. 61)
Cabrestillo: Buey castrado destinado a transportar cargas grandes. También se usa como insulto. “[…] ¡Qué hermosa leña habíamos amontonado cerca de los galpones de Roque! Era tan pesada y gruesa, que los cabrestillos más grandes avanzaban pujando con unos contados trozos encima de las angarillas”. (p. 208)
Chacota: Alboroto, algazara, bulla existente en una reunión de varias personas ruidosas y alegres. “[…] De rato en rato, en medio de la chacota, que calmaba instantáneamente cuando el centinela se acercaba, surgían conversaciones transidas de seriedad y consideraciones transcendentales”. (p. 338)
Echar prosa: Ostentar y presumir de cualidades personales o de cosas que se poseen. “[…] quieren echarme prosa, pero conmigo se estacan…” (p. 82)
Estacarse: Encontrar una persona, ante una actitud arrogante, otra que lo detenga o contrarreste con una actitud firme y resuelta: para este lojanismo vale el ejemplo anterior. (p. 82)
En la frecuencia: Frecuentar los ritos y sacramentos, como oír misa, confesarse y comulgar. “[…] tampoco vive en la frecuencia, ni calentando los ladrillos de la iglesia…” (p. 94)
Goteras: En las cercanías, inmediaciones y proximidades de un pueblo o ciudad. “[…] y como a medida que se baja, el paludismo avanza y se torna cada vez más virulento, la quina llega a visitar las goteras mismas del pueblo, ofreciendo su cáscara amarga para las tercianas”. (p. 68)
Hacer cargadilla: Con referencia a una persona o animal, atacarlo simultáneamente varias personas o animales para infligirle un castigo y derrota contundente y escarmentadora. “[…] y les hacen una cargadilla a los que, por la olida que les practican, comprueban que son de la familia de perros no sahumados y desobedientes”. (p.160)
Hecho tierra: En malas condiciones físicas y morales; cuando alguien no puede controlar su persona y sus actos, por una causa fuera de lo común y cotidiano en su vida. “[…] ¿Pero no se dan cuenta de que está hecho tierra de borracho?” (2011, p. 278)
Lo dejaron nuevo o dejar a alguien nuevecito: Decirle unas cuantas verdades que desconocía; impresionarlo vivamente con una información que ignoraba, lo cual, cambia su modo de ser y actuar. “[…] Él entenderá de sus fierritos y tornillitos. Pero de estas cosas… No estamos para concordias, ¡imbécil! «Lo dejaron nuevecito»”. (p. 278)
Merlina: Problema, dificultad que involucra a varias personas. “[…] Hasta quiere meter en la merlina al mismísimo don Lisandro Fierro, que está hecho una callampa de viejo…” (p. 351)
Molloco o majado: Plato típico lojano consistente en guineo verde o plátano verde aplastados, a los que se les añade pasta de maní, manteca negra o chicharrones, quesillo, etc. “[…] molloco o majado de plátano verde, cocido con la cáscara y después molido con maní tostado en el gran batán de la patilla…” (p. 211)
Mezquinar: Impedir a alguien el disfrute de un bien o el ejercicio de un derecho. “[…] ¿Cuándo nos habían mezquinado un perolito de cachaza para los puercos?” (p. 217)
Merecer: Por lo general, acertar de lleno con un golpe o con una acción de ataque o desquite. “[…] con decirles que ni los patrones se escaparon: a don Pancho Villaviciosa se lo mereció uno de esos animalitos”. (p. 232)
No tragar a alguien: Tenerle antipatía, mala voluntad e inquina. “[…] será tal vez por lo que yo no [lo] trago mucho a don Vicente…” (p. 234)
Ordinario: Relativo a una persona, fea, muy poco agraciada. […] por lo que conozco de los hijos mayores del churón Ocampo, y dada la fealdad de su mujer, es probable que su tan alabada Adrianita será más bien una longuita ordinaria. (p. 252)
Pan regalado: El de exquisita calidad; hecho con los ingredientes más finos y con mucho esmero: […] un cajón donde guardaba, entre hojas frescas, el pan regalado que amasaba ella misma dos veces en la semana… (p. 30)
Un propio: Persona confiable escogida para llevar un mensaje, carta o encomienda de un sitio a otro. […] con unos librotes de pasta gruesa, enviados días a por el gobernador mediante un propio que, para llegar más rápido, marcha a pie, cargándolos a la espalda… (p.133)
Raimar, raime: Quitar las hojas secas de la caña para mejorar el crecimiento de la planta o para la zafra. […] en idéntica forma proceden para las deshierbas, para los “raymes”, para las cosechas… (p.145
Rabo: Por lo general, referido a un muchacho, que le gusta seguir y acompañar a una persona a todas partes. […] cuando vengo él ya está en la cocina, siguiendo a la madre como rabo, donde ella se va. (p. 248)
Remar: Trabajar en exceso y como siendo víctima de la desconsideración y abuso de otras personas. […] que ella remaba de la mañana a la noche para poder vivir y él era en cambio un holgazán que comía suave y de balde… (p. 179)
Sin hiel: No tener consideración por la propia persona al realizar un trabajo; esforzarse hasta el extremo. […] pues todos reconocen en él a un vigoroso jornalero, sin hiel para la lampa y la barreta y a un jinete no vulgar… (p. 97)
Ser alguien una candela: Ser de inteligencia ágil, vivaz y sorprendente. […] Las mujercitas, desde chiquitas, son sabidísimas. Son más adelantadas. Pero la mía es una candela. (p. 247)
Taimado: Persona lenta, desganada, perezosa, pachorrienta. […] Ocampo, un tanto mortificado por la respuesta en carencia de su taimado amigo, se revistió sin embargo de calma… (p. 354)
Llegando a este punto, es importante analizar ciertos aspectos: los modismos y refranes más allá de ser un pedazo de sabiduría popular se constituyen en una ilustración pedagógica en las conversaciones y enseñanzas diarias dentro de los personajes de la novela arriba citada.
Por ello, Combet (1996), anota que, “la función del refranero es moral y, a veces, filosófica” (p.822). En ese orden, creemos que el refranero utilizado por Rojas tiene una función persuasiva y afectiva en el comportamiento de los individuos caracterizados por el novelista en la obra ficcional.
En esa línea argumental, si nos volcamos a la literatura comparada son muchos los ejemplos que podríamos considerar. Para ello, véase las enseñanzas morales a través del refranero en El libro del buen amor, La Celestina, El Lazarillo de Tormes, El Buscón, entre otros.
Volviendo al tema de nuestro análisis, hay que estudiar los distintos tipos de modismos y refranes que aparecen en la novela que estamos examinando. Entre ellos, laborales, meteorológicos y agrícolas. Al respecto, debemos agregar que, las enseñanzas trasmitidas en los refranes, constituyen un elemento comunicativo que permite interrelacionarse a sus personajes en una sociedad y época determinada, además, claro está, de constituirse en una fuente de identidad de un país, patria chica o terruño.
Por otro lado, esta novela pone de manifiesto la variedad idiomática de esta región del país, ya que, los modismos y refranes empleados por Ángel Felicísimo Rojas, patentizan una diversidad lingüística del español ecuatoriano, por lo que, los hablantes de esta región lo expresan como símbolo de su identidad cultural. En ese orden, el autor de El éxodo de Yangana explora y recrea, de una manera ágil y certera, el lenguaje que los habitantes de este lugar lo sienten como propio y consustancial.
III. Conclusiones
Finalmente, esta novela sitúa de manifiesto la riqueza idiomática lojana, puesto que, los modismos y refranes patentizan una diversidad lingüística del español ecuatoriano, por lo que, los hablantes lojanos lo expresan como símbolo de su identidad cultural[5]. En ese orden, el autor de El éxodo de Yangana explora y recrea, de una manera ágil y certera, el lenguaje que los lojanos lo sienten como propio y consustancial. Así pues, estos modismos y refranes son giros dialectales que permiten introducir un nuevo vocabulario al idioma español, dando relevancia a las opciones fonéticas y gramaticales, enriqueciendo el léxico del español ecuatoriano.
Por otro lado, debemos destacar que, los modismos y refranes empleados en El éxodo de Yangana son utilizados por personas de toda clase social, en el ámbito educativo; asimismo por residentes urbanos y rurales, lo que representa un reflejo de su cultura y, sobre todo, una variedad lingüística del español ecuatoriano.
Por consiguiente, la realización lingüística oral lojana se encarna y refleja en los personajes de la novela El éxodo de Yangana de Ángel Felicísimo Rojas. En consecuencia, la novela analizada, plasma creativamente la identidad lingüística y cultural lojana, mediante el uso vivencial de modismos y refranes empleados por sus personajes.
IV. Lista de referencias
Calderón Chico, C. (1992). Tres Maestros: Ángel Felicísimo Rojas, Adalberto Ortiz y Leopoldo Benites se confiesan a sí mismos. Guayaquil: Universidad Estatal de Guayaquil.
Combet, L. (1996). Los refranes en la literatura. Euskera, (41), pp. 821-839.
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Notas
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